¿Trabajo en remoto o trabajo en confinamiento?
En el marco del Software Development Summit, evento online del mundo del software organizado por los compañeros de Voxel, se decidió organizar una mesa redonda para conversar sobre las consecuencias que esta pandemia ha tenido en nuestra forma de trabajar y cómo lidiar con ellas de la mejor forma posible.
Para ello, dispusimos de 3 profesionales ya habituados al trabajo en remoto previo a la pandemia. Katia Aresti, desde París, ingeniera de software con más de 15 años de experiencia y que trabaja en Red Hat desde 2017. Alba Roza, desde Amsterdam, dedicada al apoyo de comunidades técnicas y el desarrollo de producto en la Foundation for Public Code y especializada en developer relations desde 2011. Y Álvaro Salazar, desde Burgos, líder técnico con más de 20 años de experiencia y actualmente VP de Ingeniería en Lookiero. La sesión fue moderada por Aroa Gúdel, licenciada en Psicología, especializada en el mundo organizacional, People Partner de Desarrollo de Producto en Voxel y certificada en Agility in HR por Agile People.
La sesión se estableció mediante 3 preguntas/fases concretas que guiaron la conversación entre las 3 ponentes.
¿El trabajo en remoto es como el vivido en tiempos de pandemia?
Se lanzó esta primera pregunta para hablar sobre uno de los temas más candentes surgidos durante este período de emergencia sanitaria, ¿es el trabajo en remoto parecido en algún sentido al vivido en pandemia?
Las 3 conferenciantes no dudaron en confirmar con un rotundo no que el trabajo en confinamiento no tenía absolutamente nada que ver con la forma de trabajar en remoto que habían vivido con anterioridad.
La primera diferencia a destacar es en relación al desplazamiento. Dos de las profesionales remarcaron que en un trabajo en remoto normal, a pesar de estar alejada de tus compañeras, era posible desplazarse a espacios de coworking donde compartir inquietudes con otras profesionales del sector. Asimismo, también se mencionó que antes de la crisis sanitaria siempre existió la posibilidad de viajar a otros países para acercarse a alguna de las oficinas existentes de la empresa en cuestión o, simplemente, por el placer de trabajar desde cualquier lugar del mundo sin sentirse atada a una localización geográfica concreta.
La segunda diferencia, y arraigada a las profesionales con hijas, fue la dificultad de poner foco en las tareas a realizar por la presencia de la familia en casa. En un trabajo en remoto habitual, el espacio de trabajo sería único y exclusivo para ese fin, en tiempos de pandemia, separar tareas profesionales y domésticas se ha tornado mucho más difícil, a pesar de disponer de ese mismo espacio.
La última diferencia destacada, y la que más me interesó a mí, ha sido el cambio brusco sufrido por muchas profesionales con el confinamiento. En un trabajo en remoto al uso, la profesional dispondría de un tiempo de adaptación y aprendizaje, además, la empresa estaría preparada a nivel organizacional y estructural para ese movimiento. Durante la crisis sanitaria, este cambio ha sido de golpe y para muchas empresas ha sido imposible absorber de forma eficaz y eficiente, lo cual ha provocado caos y malas prácticas por parte del trabajador.
¿Qué dinámicas conocéis para que el trabajo en remoto tenga éxito?
Una vez aclaradas las diferencias entre el trabajo en remoto habitual y el sufrido en confinamiento, pasaron a conversar sobre dinámicas y prácticas que podían ayudar al éxito del trabajo en remoto, incluso en pandemia.
En ese sentido, surgieron varias ideas muy interesantes a tener en cuenta para toda aquella profesional que se encuentre en un contexto parecido. La ya muy popular en estos entornos es la comunicación asíncrona. Los chats profesionales (como Slack o Hangouts) han facilitado el poder trabajar y comunicarte con tus compañeros sin tenerlos a tu lado. Ahora bien, según los ponentes, este tipo de comunicación debe ir acompañada de ciertas medidas que la complementen. Una común para los 3 fue los acuerdos/objetivos a nivel de equipo y de organización para disponer de unas guías sobre la que esa colaboración asíncrona pueda fluir. También se destacó la necesidad de tener sesiones síncronas al menos una vez por semana para disponer del espacio no sólo para alinearse sino también para acercarse a las compañeras y conocer cómo están.
Este punto apareció varias veces durante la conversación, la importancia del bienestar emocional en un entorno en remoto, y más en una situación de crisis sanitaria, incrementa y mucho. En un entorno de oficina es más fácil detectar cuando una persona está pasando un mal momento y necesita comprensión y apoyo de las compañeras, en un entorno virtual es mucho más complicado darse cuenta y cualquier sesión, información adicional sobre tu persona (una de las ponentes habló del manual personal) o emojis en los canales de comunicación asíncrona pueden ser claves para visibilizar esos estados emocionales.
Para complementar esa visualización del estado emocional, los acuerdos y la comunicación asíncrona, se habló también de la documentación como otro pilar del éxito del trabajo en remoto. Es crucial tener documentada toda aquella información que en un entorno de oficina sería propiedad de alguna mente pensante a la cual consultar in situ. Sin esa documentación, la comunicación asíncrona se volvería imposible y, en consecuencia, el trabajo en remoto sería un calco del trabajo de oficina lo cual lo haría ineficiente y lento.
También se mencionaron algunas curiosidades como espacios virtuales en silencio donde simular el entorno de oficina, bloqueos en el calendario para tiempo personal de creatividad o canales/chats a través de los cuales poder agradecer, celebrar y poder relajarse con los compañeros. Son muchas horas delante de la pantalla y socializar, aunque sea virtualmente, sigue siendo importante. 🙂
¿Cómo habéis conseguido mantener el engagement con compañeros y con la empresa? ¿Cómo os habéis mantenido motivados vosotros mismos?
Finalmente, se preguntó por el engagement propio y de los compañeros en entornos remotos y, sobre todo, en un entorno de pandemia como el actual.
Todas las profesionales remarcaron la necesidad de tener en cuenta el bienestar de las trabajadoras por encima de cualquier otro punto.
Por un lado, se mencionaron medidas a nivel organizacional como la instauración de políticas de salud mental, la flexibilidad horaria o la obligatoriedad de días de descanso o de aprendizaje. En este sentido, también se habló de formaciones relacionadas con la emocionalidad como la meditación o el yoga.
Por el otro lado, a nivel individual y de equipo, se destacó el refuerzo de los 1:1s con una instauración periódica para conocer más de cerca el estado de ánimo de los compañeros. A nivel más personal de las ponentes, se conversó sobre la necesidad de exteriorizar cuando se está mal, de la importancia de abrirse en momentos críticos para ofrecerse vulnerables y transparentes frente a los compañeros para que puedan entenderte y ayudarte a mantener tu motivación a pesar de la situación externa actual.
En definitiva, el COVID nos ha puesto a prueba a todos los niveles, sobre todo a un nivel más personal y emocional. En ese sentido, sea con pandemia o sin pandemia, las empresas deben seguir teniendo a las personas en el centro. 🙂
Puedes volver a ver la mesa redonda aquí.
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