¿A quién le apetece escuchar mi loca aventura como ingeniera de software? A ver, ¿quién se había imaginado que esta treintañera, educadora y traductora, cambiaría su carrera y se convertiría en ingeniera de software? Yo, desde luego, no. Pero aquí estoy, un año después de entrar en Voxel, gracias al programa de la aceleradora, dispuesta a contar todo lo que he aprendido y vivido durante este tiempo.
Déjame decirte que todo no ha sido coser y cantar. He tenido mi buena ración de frustración, pero también he tenido muchos momentos de pura euforia. Y de eso se trata el desarrollo de software: navegar conflictos y sentirse cómoda con lo desconocido. Aunque os tengo que confesar que soy una persona que necesita orden y organización en mi vida, ¿entonces por qué he elegido una profesión así? Porque quería desafiarme a mí misma, hacer algo diferente y estar en un campo en constante cambio. Y la verdad es que, si tienes una mente curiosa, es imposible aburrirse en esta área.
Entonces, ¿qué he aprendido en mi primer año como ingeniera de software? Es difícil encapsular un año de aprendizajes en un único artículo de blog, así que he decidido dejaros lo que considero que son los cinco más importantes del último año:
1. Prepárate para momentos tanto frustrantes como gratificantes. Después de este primer año, me he dado cuenta de que todavía hay mucho por aprender y a menudo me siento insegura cuando empiezo algo nuevo. Pero el pavor que sentía inicialmente ha disminuido significativamente, casi ha desaparecido. ¿Cuál es mi secreto? Una de las estrategias que me ha ayudado es crear orden y estructura antes de tocar cualquier línea de código. Localizo el código que quiero alterar y mientras lo navego, voy creando una representación visual en forma de diagrama de clases. De esta manera, tengo un mapa donde orientarme y una visión global de dónde estoy. Esta técnica me ha permitido tener una mejor comprensión del código y me ha ayudado a sentirme más en control, lo que ha ayudado a disminuir el miedo a lo desconocido.
2. «Todo, a la vez, en todas partes.» Como en la película, durante mis primeros meses en el programa de la aceleradora, sentí que estaba atrapada en un multiverso de pesadillas. Fueron unos meses difíciles, sentía que no tenía suficiente tiempo para asimilar todos los conceptos nuevos y que no los estaba aprendiendo lo suficientemente rápido. Pero mi profesor del programa me recordó que la clave es mantener un buen equilibrio. Es tan importante el tiempo destinado al aprendizaje como descansar bien por las noches, comer bien y pasar tiempo de calidad lejos del ordenador. Y si sientes que estás quemándote, hay que aprender a pedir un día para recargar tu salud mental. Puede que sea incómodo al principio, pero al final es una decisión donde todo el mundo sale ganando, ya que vas a rendir mucho más cuando estés descansada.
3. Asistir a conferencias tecnológicas y rodearse de personas en el mismo viaje que tú. Este año pasado tuve el placer de asistir a la famosa BilboStack con varios de mis compañeros de Voxel y fue una gran experiencia. Recuerdo que tenía miedo de no entender las conferencias, que fueran demasiado técnicas para mi nivel, pero me di cuenta de que los mejores desarrolladores son aquellos que pueden explicar conceptos elevados de manera sencilla. Allí tuve la oportunidad de charlar con un montón de personas brillantes y escuché algunas charlas muy interesantes. Si aún no has asistido a alguna por motivos similares, ¡te animo a que te lances a la piscina!
4. Ser selectivo con tus proyectos paralelos. Al inicio de mi programa estaba tan emocionada que empecé a decir sí a todos los proyectos paralelos que se me presentaban dentro de la empresa. Me salió el tiro por la culata porque no me estaba enfocando lo suficiente en lo que realmente importaba, mis habilidades técnicas. Cuando te incorporas a una empresa nueva necesitas dedicar tiempo a aprender su modelo de negocio mientras también mejoras la calidad de tu desarrollo. ¡Eso en sí es mucho trabajo! Créeme, vale la pena centrarse solo en eso durante tu primer año. Y si al final te animas a hacer uno, asegúrate de que te ayude a mejorar como programadora.
5. ¡El trabajo en remoto lo cambia todo! Cuando mi pareja consiguió trabajo en los Estados Unidos, toda la familia se mudó de Barcelona a Seattle, en el estado de Washington. Esto significó pasar a tener una diferencia horaria de nueve horas con el resto del equipo. ¡Nueve! Y como te puedes imaginar, fue un gran cambio, pero gracias a la flexibilidad de mi empresa, pude seguir trabajando en remoto y me obligó a espabilarme y a ser más independiente. También requirió que fuera muy eficiente con el tiempo en el que coincidía con mi equipo y que me comunicara de forma eficiente con ellos. Nunca me hubiera imaginado que esto afectaría de forma tan positiva en mi evolución como ingeniera. Ahora desarrollo proyectos por mi cuenta y con más confianza que nunca.
Así que aquí lo tenéis, en pocas palabras, mi primer año como desarrolladora. Ha sido intenso, emocionante y lleno de aprendizajes. ¿Y si pudiera volver atrás, lo haría de nuevo? Sin duda alguna.
Y a las ingenieras que lleváis poco tiempo, que las dificultades no os desanimen. Recordad que la frustración y la incertidumbre son solo parte del viaje. A los desafíos hay que recibirlos con los brazos abiertos y tomarlos como oportunidades para aprender y crecer. Y tampoco os olvidéis de cuidaros, la clave está en el equilibrio.